domingo, 1 de mayo de 2016

Crónica de un concierto de Coldplay en México anunciado


Prepárense para un contrato de arrendamiento, así que si son desesperados, pueden dejar de leer desde aquí.

Todo empezó desde que anunciaron que venían a México en Abril. Era el mes de diciembre, y en cuanto vi la noticia no pude evitar dejar correr la emoción por todo mi cuerpo. Pero después me desanimé y pensé “es imposible que consiga una entrada, se agotarán en diez minutos”. Pasó la preventa y los boletos se agotaron. Volvieron mis esperanzas y volvieron a agotarse en cuanto anunciaron dos fechas más, y también se agotaron de volada.

Pasaron como tres o cuatro meses para que, por fin, moviera sol, mar y tierra para obtener mi entrada en reventa, obviamente. De esas personas que te hacen el paro y te aguantan con el dinero. En cuanto estuvo en mis manos mi sonrisa se iluminó y empecé a saltar de emoción.

Pasando los días de planeación, ya saben, en qué carajo me voy a ir, cómo voy a regresar, ¿y si me violan en el último vagón del metro? ¿Y si no aguanto el desmadre en la pista? Miles de cuestiones inundaron mi cabeza, pero ninguna me taladró lo suficiente el pensamiento.

Llega el 16 de Abril, un día antes de la tan esperada fecha para mí. Rompí mis ahorros, me maté de hambre toda la semana, hice mi plan de actividades, ya quería llegar a dormir a mi casa y partir al DF (Aunque Mancera insista con su ridiculez de CDMx, me importa un comino). Por desgracia, mis planes se arruinaron (como siempre) por una estúpida infección estomacal que nunca supe de dónde rayos salió. Imploré, rogué y supliqué que se fuera de mi cuerpo. La mañana desperdiciada esperando a que la ampicilina hiciera efecto, y cuando eso pasó, tomé la cámara, el celular, el cargador de la cámara, y justo cuando iba en la calle grité “¡La entradaaaa!”. Regresé por ella a mi libreta de fenómenos de transporte, y ahora sí, partir directo y sin escalas al DF. Solo.
¿Qué haría solo y sin acompañantes en una ciudad tan grande? Sobrevivir, claro. No soy idiota. Además ya había estado infinidad de veces ahí y soy 50% chilango por parte de papá. Fuck Yeah!

En cuanto puse un pie ahí, sabía exactamente lo que tenía que hacer. Esconder el dinero en mis zapatos, claro, aunque la cámara, el celular y demás eran más que obvios en mis pantalones. Moví todo para parecer más discreto. Subí al metro, y entre transborde y direcciones equivocadas Tacubaya-Pantitlán llegué. Al salir de la estación me pregunté “¿Qué rayos hago ahora?”. Caminé entre los pasillos cargados de mercancía y ubiqué mi entrada. La fila, en cuanto la vi pensé “esto es enorme. No le veo fin. No voy a llegar nunca y moriré”. Lo encontré como a los dos kilómetros y, por suerte, en menos de diez minutos estaba adentro del Foro Sol.

Mi emoción creció en cuanto me entregaron mi Xyloband (La pulsera luminosa, pues). Entré y empecé a maldecir mentalmente a los vendedores. Del escenario veía todo, pero los de General A estaban demasiado altos, y la genética no me benefició en nada. Así que empecé a avanzar entre la gente, hasta que eran demasiados y no pude avanzar más. Vi el escenario a media pista y pensé “algo bueno tenía que pasarme hoy”, y sonreí. Lo peor que podía pasarme es que no disfrutara el concierto.

Mi entrada y mi Xyloband. No pude ocultar mi emoción.

Pasaron dos horas y apareció Ximena Sariñana en el escenario, en el momento en el que empezaba a lloviznar. Saludó al público, y moviéndose como la Pantera Rosa, empezó a cantar unas rolas que ni había escuchado, pero como todo buen poser, llegó No Vuelvo Más y me volví loco, igual que con el cierre con Vidas Paralelas, que no dejé de corear ni un segundo. Se fue a la mierda, con todo y su banda y personal. Ahora quedaba esperar a Lianne La… Lianne La ¿qué? Exactamente pensé eso porque en mi vida había escuchado su música. Entró al escenario y fue enorme mi sorpresa. Cantaba genial, un poco similar a Janelle Monáe y a Amy Winehouse. Supo mover el espectáculo y, supongo, la tendré en mis playlists de Spotify. "Lianne La Havas, de Inglaterra", se presentó en español. Tengo que mencionar que el ambiente se puso dramático cuando una chica se desmayó junto a mí. Desde que la ví sabía que no iba a aguantar. Se veía drogada, hambrienta, desvelada y con una condición física deplorable. Se la llevó su novio y volvimos a la rutina de los teloneros, sin saber qué pasó después.

Debo decir que la espera se me hizo eterna y el dolor de la región lumbar (No se lo deseo a nadie) empezó a acecharme y me tomó como rehén. Y la gente por demás estaba desesperada, pero qué mejor que tomar vasos de cerveza y apilarlos hasta obtener una torre andante de quince metros de altura.


Se dieron las ocho, y ya ningún telonero nos haría emocionar más. Ximena y Lianne ya se habían ido, o quién sabe. Una torre de diez metros de altura de vasos de cerveza se veía a lo lejos entre la gente de la pista, ingeniosa igual que siempre. La gente empezó a exigir su presencia a gritos. Olas y olas se hicieron en las tribunas, se oyó el “Cielito Lindo” y muchas porras a Coldplay que ya no recuerdo por la emoción. La gente en las tribunas (y en todos lados) sacó las linternas de sus celulares y un mar de luces blancas inundó el recinto. Me emocioné y tomé fotos. Olé olé olé olé, Coldplay Coldplay!!!

Olé olé olé olé, Coldplay, Coldplay!!!

Se apagaron las luces, O mio babbino caro empezó a sonar, y sabía que aparecerían en muy poco tiempo. Un video de gente de Latinoamérica aparece en las pantallas, seguido de un intro de Charlie Chaplin, para dar paso a una serie de infartos y orgasmos cada diez seguntos. A Head Full of Dreams se hizo presente y mi Xyloband se puso roja. Empecé a corear y a gritar como desquiciado, y obviamente a maldecir a los de más de 1.80 de enfrente, que no me dejaban ver. Siguió Yellow, que reconocí después de unos segundos, y nuevamente me paralicé de la emoción. Era una de mis favoritas. Chris saludó en español, dijo que tenemos una hermosa ciudad (Me halaga escucharlo en español. En inglés es normal, pero en español es una ternura). Nos dejó terminar la rola con él. Luego suena el interludio M.M.I.X. y sabía de antemano que seguía una rola muy buena, que me pone de buenas siempre. Se enchinó mi piel y otro infarto me dio. Era Every Teardrop is a Waterfall. Un mar de luces de colores hizo resplandecer el Foro. Empecé a saltar lo más alto que pude. Pisé a mucha gente, rompí narices, pero nada me detuvo. La cosa siguió adelante con The Scientist, la mejor canción para muchos fans acérrimos según una encuesta de 2011 de Rolling Stone España. Me emocioné y me puse sentimentaloide, como siempre. La batería de Birds empezó a sonar, igual que las palmas de todos los que estábamos ahí, como un coro góspel. Casi nadie se la sabía, pero me dio igual y la disfruté bastante. Total, ellos vienen cada tanto tiempo a cantarnos, y todos tenemos todo el tiempo para cantarla en nuestras casas. Luego viene una de las canciones de posers que menos me gustan de Coldplay, pero que me dejó boquiabierto. Paradise, que nunca había escuchado en vivo y sin sintetizadores, solo con instrumentos, empezó y todo el mundo enloqueció. Nuevamente el mar de luces. Un encanto.

Una pequeña pausa. El escenario quedó a oscuras y desaparecieron. Aparecen en otro punto del escenario, y saluda al público nuevamente. Se presenta, diciendo, que es Ricky Martin, el cantante. También presentó a su “baterista barbón mucho fuerte” Will Champion, a su “muy muy guapo bajista” Guy Berryman (Grité como un perro desquiciado, lo siento, pero es Guy Berryman, el más guapo de los cuatro y uno de mis tantos platónicos), y a su “hermoso guitarrista y su mucho mejor amigo en el mundo” Jonny Buckland, una ovación general de todos los 67 451, incluyéndome obviamente, y me hizo reír mucho, para sentarse en el piano y tocar Everglow, sin Gwyneth Paltrow, por cierto. Me gustó mucho, pero fue efímera para el resto, pero no para mí. De mis preferidas del A Head Full Of Dreams. Luego de eso empieza Magic, que no esperaba, pero sin embargo, sonó, incluso mejor que en el álbum. Hermosa canción. El Foro se iluminó entero de azul cielo, mientras todos coreábamos en total calma. Se detuvieron las cámaras y los de 1.80 por fin me dejaron ver de cerca a Guy Berryman y a Chris Martin. Me emocioné más por el primero que por el segundo. Fue increíble. Empieza mi segunda favorita de Ghost Stories, Ink. Muy buena, con los lásers y el cajón peruano y toda la emoción de un truene. Memorable e inolvidable por siempre siempre.


Nuevamente una pausa, y la incertidumbre de lo que ocurriría a continuación. Unos Fix You, otros Midnight, pero no. Fue el momento épico para los más acérrimos. La emoción flotó por el aire, y empezó el ostinato prodigioso de Clocks. Mi corazón se detuvo nuevamente y empezamos a cantar y a saltar. No acababa de asimilar el momento. La primer canción que escuché de ellos en segundo de primaria se hacía presente en esos momentos. Dejé correr la emoción y volví a morir, coreando a todo pulmón ese glorioso "Lights go out and I can't be saved, Tides that I tried to swim against. You've put me down upon my knees, Oh I beg, I beg and plead singing". Suena Midnight, efímera, para dar paso a la emoción de Chris Martin, que empezó a gritar que no quería manos abajo, pulseras arriba y todos “saltar por favor”. La emoción creció más cuando empieza Charlie Brown. Nuevamente un mar de luces, y todos gritando a todo pulmón “All the boys, all the girls, all the madness in the world”. No lo sé, fue mágico. Era la canción que esperaba brincar desde que la escuché. Es como Clocks, pero de Mylo Xyloto, me lagrimeé un poco al final de la canción. 

No pude estar así de cerca, pero son ellos parte de mi banda favorita, COLDPLAY.
Me paralicé nuevamente cuando en el ambiente quedó el sonido de los pájaros, y sabía que se aproximaba Hymn for the Weekend (Otra de posers, pero en este caso, me gusta mucho), donde todos empezamos a bailar, y Will Champion nos hacía los honores de reemplazar a Beyoncé en las partes donde ella canta. Me pareció divertido verlo haciendo eso. Solo se escuchaba en el Foro el “Drinks on me, drinks on me”, fantástico. Queda en el ambiente la voz de Beyoncé, para dar paso a un intro de Midnight, y mi pulsera se puso blanca y luego roja. Empezamos a escuchar que cantaba “When you get what you want, but not what you need” y sabíamos que empezaba Fix You. Extrañé mucho el intro con el órgano eclesiástico, pero me dejé llevar y levanté mis manos al cielo. Fue una de las canciones que más esperaba escuchar, y donde los más acérrimos (Incluyendo a una señora que estaba junto a mí) corearon y empezaron a lagrimearse, y definitivamente fue uno de los mejores momentos del concierto. Suena el riff del puente de la canción y la euforia corre por la pista y por las gradas. Yo lo que hice fue tratar de hacer coincidir la letra de la versión de Super Bowl, con el “It’s a beautiful day” de U2 y el último coro de Up&Up, porque la verdad los amé. Cuando terminó, rompí mis palmas en aplausos y mi garganta en gritos.


Se detuvo y empezó a decir en español “Lo que voy a decir lo diré en inglés”, y empezó a decir este mensaje:  "If you have a cell phone, turn it on and hold it up. We're going to take 30 seconds to think about our friends in Japan and Ecuador" ("Si tienen un celular enciéndanlo y sosténganlo hacia arriba. Nos vamos a tomar 30 segundos para pensar en nuestros amigos de Japón y Ecuador”). Levanté mi celular y mi Xyloband. Creo que Chris tomó una foto desde el escenario, no estoy muy seguro, pero fue un gesto muy noble de parte de ellos. 

Creo que esto fue tomado por Chris Martin en ese momento.
Luego de eso empieza un intro de una canción que en mi vida había escuchado. La letra avanzó lentamente y grité -No manches, la canción del túnel-, en referencia a la película Perks of Being a Wallflower. No era otra que Heroes de David Bowie. Me encantó el cover, muy bueno, aunque David Bowie no se lo merezca, por vanidoso. Pero fui felíz. Acabado eso empieza a sonar la pista de Viva la Vida, donde todo el mundo se volvió loco (Una canción para posers más), y yo la disfruté como cualquier otra canción de Coldplay, no tan emocionado como con el resto de las canciones, así que esperé la siguiente (Si, aunque me quieran masacrar por decir eso), que no era otra que Adventure of a Lifetime, que esperaría, fuera igual de efímero que una canción de Belinda, pero a pesar de ser una canción de posers y que todo el mundo "casualmente se sabía” la disfruté como nunca pensé hacerlo. Obvio traté de sentirme parte del show persiguiendo a uno de esos globos gigantescos que lanzaron. Hacia el puente de la canción empecé a brincar como loco y cuando terminó, Chris nos dijo que somos el mejor público del mundo. Dijo que su español había mejorado mucho, gracias a su maestra de español, y que había escrito algo para nosotros. Empezó a leer que habían estado grabando por diferentes partes de la ciudad y que querían hacer un pequeño experimento porque apareceríamos en su siguiente video de la gira, y que volverían a tocar A Head Full of Dreams, así que teníamos que fingir que el concierto apenas empezaba y que quería toda nuestra energía. Así fue, mi pulsera se puso roja de nuevo, y con toda la euforia volvió a pasar el inicio del concierto, con confeti, polvos de colores y un dron sobrevolando la pista. Juro que me emocioné como niño en supermercado al ver una nueva marca de galletas. Fui feliz, y esa canción es la hostia cuando la tocan en vivo.

Nuevamente con toda la energía empieza "A Head Full of Dreams".
Al terminar se escuchó Kaleidoscope on tape, y aproveché para hacer un video de las Xylobands en trescientos sesenta grados, pero me detuve en cuanto la euforia se depositó en el escenario al centro de la pista. Corrí y casi me matan por estar cerca de ellos al aparecer ahí. Grité como un demente al ver a Guy Berryman, que me vueve loco, ese hombre-joven-niño, lo que sea. Fui feliz al haber quedado como a diez metros de ellos, porque sería lo más cerca que los tendría nunca.


Una de las chicas que se subió en los hombros de su novio no nos dejaba ver ni madres, lo que hizo que nos enardeciéramos y empezáramos a gritar que se bajara. Alguien le lanzó un vaso de cartón de cerveza en la cabeza, y se bajó, para empezar con In my Place, una rola que me eriza la piel y me pone melancólico, la regaron y la volvieron a tocar desde el principio, lo que hizo reir a Chris y a medio estadio. Traté de grabarla, pero mi cámara se trabó y ya no pude grabar nada de ella, pero fui feliz y disfruté el momento como nunca. Siguió un breve interludio de guitarra, que no era otro que Parachutes, para después complacer la petición del público. Me decepcioné un poco al no escuchar Warning Sign, pero era Shiver, o sea, Shiver, la rola oscura del primer álbum que me volvía loco con cada acorde, cada fragmento, cada palabra de la letra, cada palabra emanada de la boca de Chris Martin, y me enchinaba hasta el último folículo de la piel. Fue un momento inigualable porque nos tocaron dos de las canciones más solicitadas de toda la gira. “In your face Lima”, pensé por un momento y volví a grabar para mi amiga Amanda, que seguro me colgaría si no le entregaba un video de Shiver. El viejo Coldplay se hizo presente por unos momentos y los acérrimos enloquecimos de felicidad. Los coreamos completamente, y la mejor parte, "So I look in your direction, But you pay me no attention, do you. I know you don't listen to me 'cause you say you see straight through me, don't you", fue gloriosa. Después solo se quedó Chris con su guitarra tocando, mientras los otros tres regresaban al escenario principal y entonces Chris se sentó en el piano. Sabía que llegaba el momento conmovedor con Amazing Day, y no hay rola mejor que describa ese día, un día asombroso.

El zoom de la cámara no ayudó de mucho, pero los tuve bastante cerca. Guy Berryman es muy sexy.


Llegó el momento de ponerse discotequeros, y en cuanto un cielo estrellado apareció en las pantallas sabía que iban a empezar con A Sky Full of Stars, que no dejamos de corear para nada, y la pista se convirtió en la pista de baile de un antro, gigantesco. Todos con su "’Cause you’re a sky, ‘cause you’re a sky full of stars, I’ll gonna give you my heart", fue increíble. Casi no me gusta narrar de letras de canciones, pero es hora de que salieran los posers nuevamente a relucir, y casualmente todo mundo-incluyèndole- se la sabía. Puedo morir tranquilo.

Puede que los azares del destino sean horribles a veces, pero acababa de vivir uno de los mejores días y conciertos de mi vida. Puedo decir que en ese punto del concierto las cosas que hice durante todo ese tiempo para poder ir a ver a mi banda favorita pasaron una por una por mi mente, mientras saltaba como wallaby por llanura australiana. Las comidas que sacrifiqué, la búsqueda de entradas en reventa, la planeación de mi día, la enfermedad, el ansia, incluso la cámara, los años de escuchar a Coldplay, cada canción en mi repertorio, todo tomaba sentido. Las cosas tienen inicio, y un final, y sabía exactamente qué seguía. La voz de Chris Martin en español diciéndonos que era la última canción de la noche. Mi corazón se detuvo en cuanto escuché las primeras notas de piano de Up&Up, mi canción favorita del A Head Full of Dreams, pero la más emotiva de toda la discografía, donde su carrera entera sale a relucir. Subí la cámara y grabé absolutamente todo el momento, coreando a todo pulmón ese "we’re going to get it get it together right now, going to get it get it together somehow, going to get it get it together and flower. We’re going to get it get it together I know, going to get it get it together and flow, going to get it get it together and go up and up and up".

Mi pulsera brillando en todo el espectro de colores, los cohetes explotando en el cielo, el confeti con forma de pájaros y estrellas, las luces de colores y el kaleidoscopio en las pantallas me asombraron esas dos horas y media, la energía, la humildad de la banda y esa sencillez, la forma en que se acercaron a todos nosotros, aunque éramos muchos y según supe después, rompimos récord de asistencia al foro, todo era parte del plan que tenía en mente, pero no pude evitar derramar lágrimas en cuanto
Chris dijo “Ahora tenemos que decir adiós… pero seguro que vamos a volver pronto. Fue un placer estar hoy aquí con ustedes” y después dijo algo en inglés que no entendí, pero una parte dijo que lo siguiéramos a terminar la canción, a lo que todos lo seguimos con el glorioso y emotivo final. "Fixing up a car to drive in it again when you’re in pain, when you think you’ve had enough, don’t ever give up .Don’t ever give up". No pude soportarlo y empecé a llorar de emoción y de nostalgia, al ver que se despedían y tal vez sería la última vez que venían a México (Lo dijo Chris antes, pero siempre me quedo con la espinita). Hicieron reverencia al público y desaparecieron del escenario tan misteriosamente como aparecieron en la bicis antes del show.

Los créditos y O (Reprise) aparecieron en la pantalla y empezamos a salir de la pista. Metí mi Xyloband en mi bolsillo y me puse el suéter atado en la cintura para ocultar las luces (Ni de broma la regresaría, están locos), y hui lo más que pude de las personas que la estaban pidiendo de regreso. Caminaba como un sospechoso con una bomba atada al pecho, y ese kilómetro de camino sobre la pista del autódromo Hermanos Rodríguez se me hizo eterno. No podía correr por el dolor de espalda y de piernas, pero logré salir sin ser detectado, si es que me seguían. En la salida fui a curiosear y saqué una parte del dinero de mis Converse y compré una playera, que ya estaba contemplada en mis gastos, y aunque estaba lleno de gente y la mercancía volaba, logré regatearla. Lo que si fue una falta de respeto fue el tapón que hicieron los policías, porque no nos dejaban salir más rápido, y en avanzar veinte metros tardé quince minutos, y el tiempo estaba corriendo. Mi autobús se iba a las doce de la noche. Hora exacta, 23:24, y quedaba un tramo de doscientos metros hasta la entrada del metro.

Compré una botella de agua de medio litro, y así como la compré, se terminó, pero seguía teniendo sed. Corrí al metro y subí las escaleras. Un problema adicional se hizo presente: la fila de la taquilla parecía fila del súper en una epidemia. La gente se aventaba, se metía en la fila y el ambiente era de incertidumbre. Las cosas empeoraban porque el tiempo se agotaba, así que decidí lo que todo el mundo y me metí en la fila, aunque entre los empujones y el caos me estaban matando. La gente sacaba hasta quince boletos por compra, y yo solo entré por uno. ¿Mala suerte? Había quedado bastante claro. Pasé el tornillo y corrí al andén, aunque estaba en dirección equivocada. Subí las escaleras para cruzar las vías y llegué al otro lado. Casi muero al entrar, y era una lata de atún. "Maldita sea", pensé, y me senté en el suelo de la parte trasera del vagón en cuanto tuve la oportunidad. Llegué a Tacubaya a las 00:06, con la esperanza de que mi autobús no se hubiera ido aún, así que corrí al transborde a la línea rosa, y de nuevo en dirección equivocada.

Corrí el transborde, ya sin fuerzas y con los pantalones a media pierna, y al llegar al andén se cerraron las puertas del metro, menos una, que estaban sosteniendo para que alcanzáramos a llegar, a lo que derrapé dentro del vagón y con el corazón en la mano, rogué que aún estuviera ahí.

Llegué a Observatorio y corrí a la terminal, y cuando ví toda esperanza muerta, escuché el grito del chofer diciendo que el último a Toluca. Corrí, pagué mi boleto y subí al autobús, hablé con otro chico de Toluca, igual de emocionado que yo, y que tampoco regresó la pulsera. Me puse los audífonos con Coldplay en modo aleatorio y fui felíz, porque acababa de vivir el mejor concierto de mi vida
.
NOTA: Ningún Coldplayer o poser de Coldplay salió herido durante la transmisión, pero aseguro que todos salimos con el corazón roto.


Fin de la transmisión.

Durante "Charlie Brown" aparece toda la locura del mundo con todos los chicos y todas las chicas.

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